7 de septiembre de 2008

(*) De nuevo


Y en realidad aquella guitarra no sonaba tan bien, una memoria más bien atrofiada le había creado una impresión equívoca de aquella música. Aunque sabiéndolo, cada vez que oía a un tal Bob no conseguía controlar los murmullos que esbozaban sus labios, seguía sin comprender como cinco minutos y una voz rota habían conseguido durante veinte años despertarle un circo de emociones. Y por más que contaba la historia no había visto en nadie el entusiasmo que en él despertó aquél 12 pulgadas. Sin embargo jugaba a olvidar su sonrisa en el espejo, como aprendió a jugar a otras muchas cosas.

A otras muchas cosas... a hacerle soñar. (*)

(Aprender a leer entre sombras)