13 de abril de 2013

Greatest Hits






















Hace ya un tiempo que intento retomar las cosas por donde un día las dejé. Es difícil saber hasta que punto puede mi cabeza comprometerse con la idea de ser alguien algún día, es difícil entender como voy a afrontar el hecho de empezar a mejorar lo que a priori es una situación un tanto desastrosa.

Pero todo cambia cuando ella empieza a hacerse notar, un simple gesto y dos palabras puntuales hacen que retome las sensaciones que un día tuve y pensé que había perdido. Si bien mi lógica no es la más adecuada lo más probable es que me convenga dejarme llevar, hacer un pequeño viaje a Lisboa mientras estoy sentado, flor en mano, a la espera de tener la oportunidad de volver a morder su cuello. Es difícil saber hasta que punto pueden mis manos esperar para volver a tocarla, porque si algo empiezo a tener claro es que hay ciertas partes de uno mismo que no puedes simplemente obviar.

Y es, sin embargo, muy fácil comprender que no es de locos pensar en buscar la mejor de las opciones para el futuro... aún más cuando intuyes la certeza de lo grande que sería volver a combinar dos partes de una misma pieza musical. Todo podría sonar, sin duda, mejor que de lo que un día lo hizo.


(No hay día que te olvide)