8 de noviembre de 2013

Nosotros dos



Últimamente todo queda entre nosotros dos. Cierto es que el todo no es lo que solía estar acostumbrado a ser, muchos de los detalles se han ido desdibujando y algunos de ellos perduran para remarcar su actual ausencia. Suficiente es lo que va quedando día a día para mantener la sonrisa. Otra cosa es lo que será...

Pocas cosas hay peores que vagar perdido por el único sitio al que sientes pertenecer, pero lo cierto es que, sin ti, daría bandazos a tientas hasta darme de bruces con algo lo suficiente "decente" como para imaginar que eso es lo que me haría vivir, de alguna forma, feliz. No espero ni mucho menos quiero encontrar, en realidad, a nadie que me vuelva a hacer ir dejando pasar el tiempo y, con él, las ganas de llegar al último escalón, teniendo como tengo ante mis ojos la capacidad de sentir, vivir y querer como solía, en mis tiempos, hacer. 

Por suerte tuve la oportunidad de hablar contigo aquella mañana, por suerte tuve las agallas para querer que me quisieses y por ti, desde entonces hasta hoy mismo, tengo la suerte de estar donde tengo que estar. 

Cierto es que no vuelvo a escribir y, además de otras muchas cosas, a hablar como solía cuando era un imberbe... pero estoy casi seguro de ser lo suficiente capaz de notar que más de una cosa no funciona bien en mi cabeza si lo único que hago es trastocar todo a mi paso. Uno de los dos no ha cambiado tanto y yo, mientras, aún busco la puta manera de reencontrarme con las sensaciones que sentía hacia mi mismo, porque si de algo no dudo es de lo que me haces sentir cuando me veo capaz de ser quien con 18 años un día fui.


(Y no precisamente por suerte podría, algún día, tenerte a ti)

31 de agosto de 2013

Mañana





Dame un segundo, estoy terminando de organizar lo poco que me queda aquí. Mientras tanto siéntete como en casa y disculpa el desorden pero no encuentro aquella fotografía firmada al dorso, lo tengo todo patas arriba y no sé donde puede estar. Toma asiento donde puedas y, si quieres, sírvete el último trago de vino blanco que me queda en la nevera, lo he estado reservando para una ocasión especial y creo que hoy es una de ellas. No tardaré en volver contigo...


Siento haberte hecho esperar, pensaba que sabía donde buscar pero mientras caminaba se me ha olvidado. Es que últimamente no he podido pegar ojo y ando un poco despistado, resulta que cada vez que despierto siento como el sueño que me ha tenido entre algodones toda la noche se desvanece al abrir los párpados. Pero eso no es de lo que te quería hablar. Estoy (jodidamente) asustado desde hace unos días y lo llevo lo mejor que puedo, aunque es cierto que tengo la sensación de estar jugando a la ruleta rusa con solo dos huecos libres de balas. Todo puede resultar, siendo, digamos, pesimista, un verdadero desastre... pero por suerte no es mi postura actualmente (siendo un iluso, otros tiempos, es algo comprensible) y tengo la abstracta certeza de saber que el as de corazones será el último en ser descubierto.

¿Por qué, entonces, te he hecho venir? Porque mañana es el día en que empezaré a vivir sabiendo si me voy a arrepentir de no haber aprendido nunca a tocar el violín.

(La vida, que es así)

28 de agosto de 2013

¿Eres mia?



Hace ya un tiempo que tendría que haber terminado de escribir todo esto. Los días van pasando y no paro de verte en mi cabeza, de imaginar qué puedes estar haciendo al mismo tiempo que yo te busco con mi mano derecha. Sé que no he sido quien creo ser, quien quiero ser, pero conozco como eres de forma intuitiva y todo lo que me rodea empieza a tener sentido solo si te incluyo a ti.

Hace ya un tiempo, aún más, que he estado notando sensaciones que hace años no tenía y todo tiene que ver contigo. Creo saber con certeza lo que podemos ser, y a veces somos, el uno para el otro... y que alguien que sepa de lo que hablo me corrija (si es oportuno hacerlo) mientras lee. Entiendo que necesito mucho más que un poker de ochos pero esto no ha hecho más que empezar... "solo quiero oírte decir..."

Y hace un poco de tiempo que la playa me enseñó lo brillante que puede ser mi vida si te tengo conmigo.

(Verenice)


10 de julio de 2013

Compatibilidad primaria



Verás, desde hace unos días empiezo a tener una idea clara de lo que realmente importa. No he necesitado horas y horas de reflexión para notar que sienta jodidamente bien tenerte y tampoco creo oportuno esperar a nada para sentirme así a diario.

Entiendo que por mi forma de ver las cosas todo ha sido más complicado de lo que debiese. Si bien es cierto que acordamos ciertas pautas no hay forma de sobrellevar dos o tres momentos de hace un tiempo y fue un error que debo ir asumiendo. Además me consta que has sido consecuente y, hablándote a ti, he podido confirmar que necesito una razón de peso para cambiar mi flor de lis por un trébol cualquiera. Razón que no provocaré.

Resulta que de forma natural soy positivo con todo ésto. Razonando durante un tiempo llego a la conclusión de que todo lo que sea necesario merece la pena que sea hecho y dicho... pero si cierro los ojos, apoyo mi cabeza en ti y me dejo llevar me invade una sensación tan sublime como la de sentirme poderoso por tenerte conmigo. De los cientos de motivos que puedo tener para justificar sentirme así el más significativo es que no necesito ningún esfuerzo para sentir lo que creo, en mi experiencia, que se siente con la persona adecuada. 

Obvio es que ésto no ha hecho más que empezar para mi, asegurándome en mi cabeza que la probabilidad de empezar a retomar lo que importa por donde lo dejamos no nos costará más de dos días paseando por tu ciudad o dos canciones de los viejos tiempos. Como digo, mi única idea ahora es alentar lo que de forma natural me hace sentir vivo y, sin prisas, ir descubriendo y aprendiendo cualquier detalle acerca de mi princesa para llegar a ser un erudito en tu persona. Siento, a mi forma de ver ésto, que tenemos una compatibilidad primaria que, como sabes, me hace sentir vivo y de nuevo con ganas de sonreír sin tener que pensar.



(Contando los días para volverte a besar)

13 de abril de 2013

Greatest Hits






















Hace ya un tiempo que intento retomar las cosas por donde un día las dejé. Es difícil saber hasta que punto puede mi cabeza comprometerse con la idea de ser alguien algún día, es difícil entender como voy a afrontar el hecho de empezar a mejorar lo que a priori es una situación un tanto desastrosa.

Pero todo cambia cuando ella empieza a hacerse notar, un simple gesto y dos palabras puntuales hacen que retome las sensaciones que un día tuve y pensé que había perdido. Si bien mi lógica no es la más adecuada lo más probable es que me convenga dejarme llevar, hacer un pequeño viaje a Lisboa mientras estoy sentado, flor en mano, a la espera de tener la oportunidad de volver a morder su cuello. Es difícil saber hasta que punto pueden mis manos esperar para volver a tocarla, porque si algo empiezo a tener claro es que hay ciertas partes de uno mismo que no puedes simplemente obviar.

Y es, sin embargo, muy fácil comprender que no es de locos pensar en buscar la mejor de las opciones para el futuro... aún más cuando intuyes la certeza de lo grande que sería volver a combinar dos partes de una misma pieza musical. Todo podría sonar, sin duda, mejor que de lo que un día lo hizo.


(No hay día que te olvide)

21 de marzo de 2013

Desde entonces



Intentaba yo, en un principio, tener bien ordenados todos mis recuerdos para cuando sonase la puerta. Sin planear nada había especulado con las mil formas de saludarte y besarte al vernos, de hablar contigo evitando balbuceos y de gozar con el breve tiempo que íbamos a tener juntos.

Bastaron dos tragos de aquel jarabe sajón y una canción para intuir, mientras esbozaba una sonrisa, lo mucho que me había estado perdiendo todos estos años. No hay forma sencilla de afrontar algo así, más sabiendo que fue todo un cúmulo de consecuencias que, con el tiempo, han ido haciendo de mi alguien un tanto diferente. Y bastaron un par de espejos para saber que realmente volvía a abrazar aquello que hace tiempo perdí.

Sé, desde entonces, que llegará el momento perfecto para volver a mi antiguo oasis.





(Involución positiva)