8 de noviembre de 2013

Nosotros dos



Últimamente todo queda entre nosotros dos. Cierto es que el todo no es lo que solía estar acostumbrado a ser, muchos de los detalles se han ido desdibujando y algunos de ellos perduran para remarcar su actual ausencia. Suficiente es lo que va quedando día a día para mantener la sonrisa. Otra cosa es lo que será...

Pocas cosas hay peores que vagar perdido por el único sitio al que sientes pertenecer, pero lo cierto es que, sin ti, daría bandazos a tientas hasta darme de bruces con algo lo suficiente "decente" como para imaginar que eso es lo que me haría vivir, de alguna forma, feliz. No espero ni mucho menos quiero encontrar, en realidad, a nadie que me vuelva a hacer ir dejando pasar el tiempo y, con él, las ganas de llegar al último escalón, teniendo como tengo ante mis ojos la capacidad de sentir, vivir y querer como solía, en mis tiempos, hacer. 

Por suerte tuve la oportunidad de hablar contigo aquella mañana, por suerte tuve las agallas para querer que me quisieses y por ti, desde entonces hasta hoy mismo, tengo la suerte de estar donde tengo que estar. 

Cierto es que no vuelvo a escribir y, además de otras muchas cosas, a hablar como solía cuando era un imberbe... pero estoy casi seguro de ser lo suficiente capaz de notar que más de una cosa no funciona bien en mi cabeza si lo único que hago es trastocar todo a mi paso. Uno de los dos no ha cambiado tanto y yo, mientras, aún busco la puta manera de reencontrarme con las sensaciones que sentía hacia mi mismo, porque si de algo no dudo es de lo que me haces sentir cuando me veo capaz de ser quien con 18 años un día fui.


(Y no precisamente por suerte podría, algún día, tenerte a ti)