
Aún cuando la ve andar por la calle piensa en lo agradable que hubiera sido abrazarla entonces, decirle que no tiene nada que perder... que no está sola; aún cuando la imagina tumbada en la cama desea acercase y susurrarle una canción para que ella cierre los ojos y vuele.
Todavía espera que las cosas sean como solían ser, como cuando cada mañana se despertaban cara a cara y esbozaban una leve sonrisa.
Acostumbraba... acostumbraba a desear que todo duraría, sabiendo como ya sabía que ella no iba a esperar a que un inepto le prometiera la Luna y algo más. Joder, aún cuando tenía claro lo que debía hacer pretendía ser ese gilipollas adulador que lo intuía todo sencillo.
Y según la miras a los ojos sabes que desde aquél día no es la misma, que si todavía no había tenido la oportunidad de soñar aquellos minutos no fueron justos.
Porque según te vas acercando ella parece como si te fuera a coger de la mano y a pedirte que no te vayas nunca.