19 de agosto de 2008

Viviendo en pecado


No tengo nada que decir.
Si asumo 100 maneras para 13 cosas diferentes ¿por qué no probarlas todas? Al llegar a la trigésimo séptima: Gracias por pasarme el cuchillo… creo que me he cortado la mano. Sí, supongo que es por esto.

¿Puede nuestra mente llegar a ser algo más que una llana extensión de nuestras necesidades animales? Dicen del miedo tres cosas: a lo desconocido, al cambio y a la muerte. Para todos ellos, 100 reacciones, 99 instintivas y 1 mental: la movida por la vanidad. Pero, si la vanidad normalmente supera al sentido común, a la sazón puede ya superar a la sabiduría. Entonces, ¿atreverse o no atreverse? Porque se rumorea por aquí, en el paraíso de los suicidas de pasión, que “o empieza contigo o muere contigo”.
Si ese que eres es, en realidad, aquel que deseaste ser, ¿quién gana? ¿Un yo prefabricado o uno maquinal e indeliberado? El poeta místico musulmán Rumi dijo: Nadie consigue crecer salvo los libres de deseo. Apelemos, pues, a eso de que las mejores soluciones son siempre las más simples. Pero el apetito de acción es intuitivo…
Voy a darme prisa en vivir, por si acaso me equivoco y al final tengo que recurrir a la secta de las reencarnaciones por eso de que me lleven a Saturno a vivir lo que aquí no me de tiempo.
Lancemos un nuevo silogismo. Ahí van mis tres proposiciones:
- El deseo es individual.
- La felicidad, el sentido último de mi existencia, es común.
= Vivamos el sueño personal en una comuna China.

UMMM, me quedo corta en la ironía… procede, por lo tanto, un argumento cornuto:
- Mis vicios tienen que ser castigados en esta vida o en la “otra”; hecho es que no siempre son castigados en ésta, luego han de ser castigados en la otra.
Y la otra me queda aún tan lejos (que sí, que lo digo yo) que voy a viciar mi alma hasta lo imperdonable (sisean, últimamente en la casa del Perfecto, que al Diablo le gustan las Verónicas). Pero voy a hacerlo escuchando el silencio, el vacío de palabra de aquellas personas de autoridad, que siendo natural sepan de una cosa, por ser concerniente al saber universal, la omiten, y los que ignoran, como yo, tenemos que aprehender el doble de sus mutismos.

3 comentarios:

F. Ezra dijo...

Me gusta tu manera de hacerme pensar que cada día estas más loca.

Caliope dijo...

Es que es cierto. Cada vez estoy más pirada, pero no más que tú, solo que ahora tu vas de cuerdo pero a mi no me engañas ;)

Nachete dijo...

Me siento marginado.

El diablo sabe mucho de historia.