
Fruto de su desesperación ahogó sus penas en aquel rincón donde solían sentarse a verlas pasar. Y también fruto de esa arrogancia que marcaba su personalidad odió a cualquiera que gozara con su balbuceo.
Erguido, como solía imaginar, se mantuvo durante horas en la penumbra buscando aquella luna marrón que cada cien años lloraba por su soledad. Y si bien cien años eran muchos él siempre supo que nadar errante sería mucho peor que morir alentado por el miedo.
Saltó.
(Y todos sabemos como acabó)
4 comentarios:
No llego a entender la razón por la que escribes estas increíbles palabras. De igual modo tampoco sé a qué sujeto van referidas.
Pero cierto es que en cierta parte me siento identificado.
U RLZ!
actualizaaa!!!
julay
Actualiza!!! Que el último actualiza fué de Zorro Ronoa.
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