19 de junio de 2007

23.03


Son las once de la noche y aún sigo aquí. Siempre escribiendo sobre lo mismo, esa mierda que nadie consigue entender. Y no me gusta. No sirve de nada llenar un escritorio de un montón de hojas desordenadas para pretender hacerte creer que estás aprovechando el tiempo cuando a solo dos metros de ti hablan de neodarwinismo, biotecnología y esas cosas. Y sin lograr hacer nada al respecto te abrazas a la idea de superación, ambición, ego y demás. Y sin hacer nada.

Exprimir una idea al máximo y pretender que una transición suene tan original. Paridas por el estilo. Ésto es algo que no merece la pena leer, dejando a una lado lo que tenga intención de significar. Pero claro, es difícil no repetir lo mismo una y otra vez. Eterno retorno según el bigote ese que trataba a los caballos de usted.
Tiras la moneda un número impar de veces y siempre sale su cara (lo que puede llegar a significar esa persona para ti, un hermano, tu princesa). Son las pequeñas cosas las que te hacen cambiar. Es ese desayuno en que recuerdas verla sonreír, es ese cuadro que alguien pintó para ti. Cerrar los ojos e imaginar cómo sería tu vida con solo una canción de Sabina y un montón de monedas en el bolsillo.

Malgastar otro buen título. ¿Alguien da más?

("No todo hombre errante anda perdido")

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta esta entrada. La he leido de casualidad buscando otra.Las palabras fluyen sin pensar, y lo mejor es que las escribes casi sin pensar,pero aún así eres capaz de transmitir un monton.
Sigue escribiendo que hace tiempo que no lo haces.....

1beso